El contexto actual de la pandemia por la COVID 19 exige adaptar el desarrollo de las tareas que se realizan habitualmente. También implica un cambio de paradigma en el manejo de las plantas de residuos, donde el personal operativo, principalmente el que realiza procesos de clasificación manual o enfardado, se ve expuesto a posibles contagios y transmisión del virus.
Pensar en nuevos métodos de desinfección y resguardo de la salud de los trabajadores, es en estos momentos la mayor inquietud y responsabilidad de la empresa Deisa. Al mismo tiempo, esta contingencia representa una oportunidad para repensar los riesgos de contacto con patógenos a los que están expuestos habitualmente los trabajadores de estas plantas, y plantear mejoras sustentables en sus condiciones de trabajo, minimizando sus riesgos de contagio con patógenos responsables de otras enfermedades (influenza, hepatitis, gastroenteritis, herpes, SARS, conjuntivitis, ébola, meningitis, etc.).
Algunas de las recomendaciones que fueron sugeridas inicialmente para reducir el riesgo de contagio de los trabajadores de las plantas de clasificación, tales como estacionar los residuos durante 72 horas antes de su procesamiento, son impracticables en plantas con superficie limitada, o donde se procesan residuos con contenido de material orgánico putrescible.
Dentro de este contexto, DEISA propone un esquema de pre-tratamiento de los residuos, en forma previa a su manipulación manual, para lograr una desinfección que minimice la exposición de los operarios a patógenos. Un punto clave de esta propuesta es lograr una acción de desinfección eficaz en todas las superficies de los residuos que pueden entrar en contacto con los operarios durante el proceso de clasificación o enfardado, que no afecte la calidad de los materiales procesados ni deje sobre los mismos compuestos residuales peligrosos o irritantes.
Para utilizar estos tratamientos en procesos continuos es fundamental lograr la aplicación de concentraciones importantes de desinfectante, para inactivar los patógenos superficiales en un tiempo breve, compatible con el normal desarrollo de esos procesos. Al mismo tiempo, y dado que esas concentraciones elevadas de desinfectantes serían potencialmente peligrosas para personal que se exponga directamente a las mismas, es fundamental aplicarlas en sectores cerrados, y limitar al mínimo los escapes de fluido desinfectante al entorno del equipamiento.
De acuerdo a múltiples reportes publicados, comprobados y avalados por la comunidad científica, el ozono es una solución plausible a la problemática a la cual nos estamos enfrentando. El ozono posee una serie de ventajas sobre otros fluidos desinfectantes: compuesto por tres átomos de oxígeno, es inestable y se descompone con facilidad en oxígeno normal y oxígeno naciente, siendo un fuerte oxidante que ataca e inactiva a todo tipo de virus, bacterias y hongos. Debido a esta característica, actúa con gran eficiencia como desinfectante, siendo más económico y eficaz que los compuestos clorados.
La utilización de gas ozono es altamente efectiva para descontaminar, porque puede acceder a todas las áreas del material a tratar, incluyendo superficies no visibles, donde realiza una completa acción desinfectante sobre virus, bacterias, y patógenos en general. La OMS confirma que el ozono es uno de los desinfectantes más eficaces para cualquier tipo de microorganismos, siendo capaz de inactivar bacterias y virus de todo tipo. Está comprobado que luego de 30 segundos de exposición en ozono, el 99% de los virus se inactivan y demuestran severos daños en las proteínas de su envoltura. Adicionalmente, y por su modo de acción, los microorganismos no son capaces de desarrollar resistencia al ozono como lo hacen frente a otros agentes desinfectantes, por lo que puede utilizarse en forma prolongada sin efectos adversos a largo plazo.
Otra opción para lograr una desinfección efectiva es la utilización de una niebla de amonio cuaternario, producto ampliamente utilizado para sanitización en la producción primaria y la industria alimenticia porque al finalizar su acción no deja componentes residuales peligrosos para la salud humana. Al aplicar este producto en forma de niebla finamente pulverizada (aerosol), se llega a toda la superficie de los residuos, incluso a aquellas que quedarían ocultas para una aplicación de spray líquido o radiación UV.
El SISTEMA DE DESINFECCIÓN PARA RESIDUOS propuesto por DEISA consiste en incorporar un circuito cerrado de aplicación de flujo desinfectante (ozono o spray de amonio cuaternario), que impulsado por un ventilador de alta presión, se hace pasar a través de los residuos que circulan por el separador primario (trommel, zaranda de discos, separador balístico, etc.) o la cinta transportadora de alimentación, según las características de cada planta.
Un generador de ozono o niebla de amonio cuaternario, introduce el fluido desinfectante dentro de la corriente de aire, que impulsada por el ventilador principal de recirculación se inyecta a través de los conductos en el separador o la cinta transportadora.
Para evitar escapes desde el sector de tratamiento, el circuito incorpora una válvula de venteo controlado hacia el exterior del edificio de proceso, de modo de generar una depresión interna que evita filtraciones del desinfectante o cualquier material aerosolizado en el entorno del equipamiento. Un separador de sólidos, ubicado luego del punto de aspiración, permite separar los materiales livianos que puedan ser arrastrados por el flujo desinfectante.
El sistema de recirculación con venteo controlado permite mantener altas concentraciones de desinfectante en la zona de tratamiento, asegurar un completo contacto entre el fluido desinfectante y los residuos, reducir el consumo energético, y lograr una depresión en la zona de tratamiento, que evita escapes al exterior.
La inyección de ozono es controlada mediante un sensor ubicado dentro de la carcasa del equipo, que regula el funcionamiento del generador manteniendo las concentraciones de ozono dentro de los parámetros requeridos para una desinfección eficaz. Un sensor de ozono portátil de alta resolución, que se entrega junto al sistema, permite chequear en todo momento que los niveles de ozono en el entorno del sistema se encuentren dentro de los valores admitidos por la OSHA para exposición prolongada, y que, en caso de requerir acceso al interior del equipo, los valores sean seguros para el trabajo del personal de mantenimiento. La versión preparada para la utilización de niebla de amonio cuaternario cuenta con un tanque equipado con control de nivel mínimo de almacenamiento del líquido desinfectante y alarmas visuales y auditivas de falta de líquido desinfectante o suministro de agua.
Es imprescindible aclarar que el sistema propuesto está diseñado teniendo en cuenta la bibliografía científica más actualizada (detallada más abajo), y las consideraciones y recomendaciones emanadas de diferentes entes regulatorios (ANMAT, OSHA, etc.) y asociaciones médicas, y no tiene relación alguna con ciertos dispositivos de eficacia y seguridad cuestionables (túneles para desinfección de personas) que han aparecido recientemente en el mercado.
Fuente: https://mercadoyempresas.com/web/noticia.php?id=59